Las tantas de la mañana de una noche cualquiera. Tres sombras se deslizan minuciosamente por el pavimento con el curioso andar de aquellos que han sido tocados por la felicidad de una botella, pendulando alternativamente en lo que ha dado en llamarse "hacer eses"
Una idea se está fraguando. Generalmente para una idea de esta calaña sólo sería necesaria una cabeza, pero las suyas funcionan en modo lento. Finalmente uno de ellos ve la luz. Ha levantado la mirada, es una farola. Otro verbaliza lo que ya flotaba en el ambiente, y plasma en palabras la esencia de la idea: hagámos un blog.
Alguien vomitó una respuesta afirmativa.
¿Por qué no escribir precisamente eso, lo que se les pasaba por la cabeza en esos instantes de escasa lucidez? Sin contar el problema de la legalidad, quiero decir.
Y aquí está una de las tres figuras que pendulaban en aquel momento, con una presentación bajo la tinta de las teclas. Ya que hacíamos eses, hagamos el abecedario completo.
Bienvenido al paraíso de una ciudad de ficción etílica: el Madrid nocturno.
Una idea se está fraguando. Generalmente para una idea de esta calaña sólo sería necesaria una cabeza, pero las suyas funcionan en modo lento. Finalmente uno de ellos ve la luz. Ha levantado la mirada, es una farola. Otro verbaliza lo que ya flotaba en el ambiente, y plasma en palabras la esencia de la idea: hagámos un blog.
Alguien vomitó una respuesta afirmativa.
¿Por qué no escribir precisamente eso, lo que se les pasaba por la cabeza en esos instantes de escasa lucidez? Sin contar el problema de la legalidad, quiero decir.
Y aquí está una de las tres figuras que pendulaban en aquel momento, con una presentación bajo la tinta de las teclas. Ya que hacíamos eses, hagamos el abecedario completo.
Bienvenido al paraíso de una ciudad de ficción etílica: el Madrid nocturno.