Santa María, 18
Si uno busca un ambiente relajado en Huertas para tomar un café o un té cualquier tarde, no puede dejar de visitar el Café de Sherezade. Bajo tan tópico nombre está una de las teterías más conocidas de Madrid. Quien más y quién más ha estado u oído hablar de ella alguna vez.
La decoración del lugar llama al sosiego: poca luz y objetos exóticos adornan el revestido pintado de las paredes, con motivos geométricos. Las mesas, pequeñas pero funcionales para las butacas, ofrecen una mayor comodida si uno consigue sentarse en los codiciados cojines. A menudo ocupados. Rompe un ambiente monótono y tranquilo la música excesivamente alta que ponen por las noches. El café de Sherezade está en el epicentro de Huertas, y en un proceso de osmosis esta tetería ha ido adquiriendo pautas de funcionamiento de los locales de alrededor.
Uno es la música. El otro el precio. El lugar es bastante para lo que ofrece. Los tés rondan los 3 euros. El problema es que se limitan al vaso donde se sirven. En otros lugares el dispensamiento de la tetera te da más cantidad y la posibilidad de racionar la infusión. Por ende, estás más tiempo y gastas menos. De los precios de cervezas o refrescos, mejor ni hablemos.
El "plato estrella" del local era su shisha de alcohol. Durilla incluso para las gargantas más recias, se podía la pegada del licor en la laringe cada vez que aspirabas. Daba para horas además, por lo que era la excusa perfecta para pasarse una tarde charlando distendidamente. La shisha sin alcohol daba el mismo servicio, pero sin tanto picor de garganta y durando un poco menos.
Hablo en pasado porque, desde hace algún tiempo, en este lugar se han visto subidas de precios acompañadas de un empereoramiento de la oferta. "Antes los tés, no sé, estaban mejor" y "esta cachimba ya no tira como antes"; cosas que muchos amigos han dicho en las últimas veces que allí hemos ido.
Por ceñirnos a lo que nos interesa: shishas con o sin alcohol. Antes yo la recomendaba siempre "sin", bastante sabor a un precio menor. La suavización de ésta hace que tengas que pedirla con alcohol. EL sabor del tabaco depende del tía, de los típico de fresa y manzana, he pasado a probar allí los tutti frutii o plátano, menos frecuentes. En cuanto a tés, pidan el rojo en invierno y otoño y el de pétalo en verano y primavera. Éste último tienen un sabor fresco y frutado muy agradable.
El servicio: Llevo yendo 5 años y siempre he visto pasar a muchos camareros. Hay dos tipos que son fijos. EL primero, un hombre mayor, enjuto y menudo, agradable en el trato y espabilado en el negocio. El segundo, un camarero alto rubio y elfuno, parecido a johnny winters según muchos. Más rancio, taciturno y arisco que el primero.
Recomendaciones finales: vayan por la tarde, el sitio es más tranquilo siempre antes de las 23.00 p.m. No es que por la noche el lugar esté mal, sino que pierde bastante encanto. El volumen de la música y el gentío hace que muchas veces no puedas escuchar ni al que tiene al lado. Si pueden, busquen sitio en el fondo, tras las escaleras. La elección de la shisha la dejo libre, a mi me molesta especialmente que tengan poco sabor o duren un tiempo escaso. Bebida: té de pétalos.
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