No, el título no hace referencia a algún lugar recóndito que hayamos encontrado al que hayamos decidido elevar a las alturas adjudicándole el título divino y preponderante de "La Cervecería". Nada más lejos de la realidad.
De hecho, es simplemente el poco original nombre del local con el que en algún día pasado su dueño decidió bautizar a este pequeño antro situado enfrente de la conocida zona de los bajos de Argüelles. Y bueno, llamar La Cervecería a un sitio que sólo sirve Amstel (y me suena que tercios de Heineken, que tampoco lo sé muy bien, y tampoco importa demasiado, ya que de cerveza tiene poco; también hay un cartelito a neones de Mahou, pero yo no he visto que la sirvan) es un tanto ofensivo para establecimientos especializados realmente en servir esta bebida. Quizá hubiera sido más adecuado algo como "El Bareto" o "La Tasca", nombres por otro lado bastante menos comerciales.
Pero no importa demasiado. Cuando en alguna de nuestras noches locas decidimos pasarnos por este antro, no es buscando deleitar nuestros gaznates con brebajes importados. Si por algo destaca La Cervecería es por sus hamburguesas. De acuerdo, no son maravillas. Pan, con carne recién hecha, con lechuga y algo de cebolla. El ketchup y la mostaza son de fácil acceso, se van pasando de comensal a comensal como si de sangre de Cristo habláramos. La salsa barbacoa según el "barón de la birraca" es más difícil de conseguir, y son pocos los elegidos para que el propio camarero te eche un poco de esta sustancia en tu afortunada porción de alimento.
Juro que intentamos hacer la foto cuando estaban enteras...
En cualquier caso, se agradece que por 4 euros te puedas trincar 3 de éstas tras haber estado gañaneando por las calles de nuestro querido Madrid. Obligatorio el acompañarlas al menos por un par de minis de cerveza, que son 7 euros, pese a ser uno de los sitios donde más reticencia muestro a beber por el mal sabor del líquido.
La cerveza es realmente horrenda. También ponen 2 minis de calimocho por 6.30, pero aún estando horrible, prefiero mi líquido dorado.
El sitio en sí, bueno, lo más seguro es que uno no se pueda sentar, suelen poner el deporte que haya en ese momento (con el consiguiente griterio "mastuercil" obligado), huele todo el rato a carnaza haciéndose en la parrilla (lo cual, si te gusta está muy bien, porque así la mañana siguiente podrás rememorar el ambiente del local aspirando tu propia ropa interior), por su situación la clientela es de lo más variopinta (ni buena ni mala, muy variada) y el baño es horripilante.
¿He dicho ya que venden carne y cerveza baratas? Pues eso, no se puede ir con la idea equivocada de buscar algo más, y ni siquiera que ambas cosas (o una de ellas) sea mínimamente decente. Aunque, bueno, según este cartelito que tienen colgado, también venden bocadillos:
No sabemos quién lo dibujaría ni con qué fin, pero es de lo más destacado del antro. Acojonante. Si alguien prueba alguno que lo comente y así nos lo ahorra a nosotros, pero imagino que estarán a la altura de las hamburguesas, esto es, grotescamente ricas e insanas.
La calle me resulta imposible encontrarla buscando en internet (probad a meter en google o en páginas especializadas en bares "la cervecería" y a ver qué os sale a vosotros, porque a mí en los 5 minutos que le he dedicado me ha resultado imposible), así que ya la pondré cuando me vuelva a encontrar en un estado lo suficientemente subhumano como para dejar que me vuelvan a llevar aquí. Eso sí, es fácil de encontrar (como ya he dicho, enfrente de los bajos de Argüelles). Suerte.
Una cucada de sitio
La Cervecería
sábado, diciembre 20
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