Contextualicemos al lector.
Meses y meses de asistencia a una academia especializada en oposiciones MIR, PIR, FIR, BIR, DIR... X_IR, en definitiva.
25 mujeres, varias de ellas asegurando que ya no se acordaban de lo que era ir de cañas.
3 hombres. Sí, ellos sí que se acordaban de ese tipo de cosas.
Desafortunadamente, aunque sólo hasta cierto punto, la historia no trata acerca de una proeza sin parangón en aquellos hombres que no gocen de un aspecto simiesco y un rabo caballuno cuyo apellido rime con ojal. Nada más lejos. Recordaré aquí el principal tipo de artículos que los otros dos muchachos (que en esta ocasión no me acompañaron en esta aventura) y yo escribimos en este blog: cerveza en sitios cutres.
La Felicidad. Qué de cosas se me pasaron por la cabeza al oír que éste era el nombre del local donde "celebrar" el final de las clases. El selector de tan selecto sitio dio contundentes argumentos para que ésta fuera la decisión final: "se come y se bebe mucho por poco dinero". A mí con eso me bastaba. Ya me había ganado para la causa. Hubiera asesinado a aquel o aquella que hubiera propuesto un sitio tipo "Pizza Jardín" o aquel de los teléfonos que aborrezco. Yo ya estaba feliz preveyendo La Felicidad, saboreándola.
En principio, lo que a mis oídos llegó es que al ser un grupo cercano a la treintena nos reservarían toda la planta de abajo para nosotros. Finalmente no sucedió, y tuvimos que adoptar una configuración de mesas tipo pieza del Tetris que te acaba siempre dando por el ojete. No, la T no, la recta tampoco claro, el cubo siempre era útil. ¡¡¡La otra puta pieza!!! Sí, esa. Sigamos.
Bajamos las escaleras. El primer sujeto de nuestro grupo, un hombre. Tras él, 25 mujeres. Al verme a mí tras ellas, el camarero no tuvo más remedio que soltar varios exabruptos que hacían mención a los a partir de ese momento legendarios machos que atestaron aquello de tanta florecilla delicada. ¿He dicho delicada?, luego lo corrijo.
Pedimos la bebida, que la comida ya estaba encargada. Yo desconocía el proceso que se siguió, pero seguía siendo Feliz. ¿Sangría o cerveza?, a una mesa repleta de mujeres. Calculé el tiempo que tenía entre que el camarero soltó su pregunta y hasta que empezara a apuntar mediante una sencilla regla. 25 mujeres = 25 pares de senos = 25 puntos en los que aquel maravillado hombre gastaría un segundo de su vida. ¡A las trincheras!, pensé, e intenté ganar adeptas para la causa. ¡La cerveza es más sana!, con su dorado color tan mono, además, ¡la sangría es para los borrachos!, decía alguien a quien aquellas que le rodeaban le habían visto ingerir vasos y vasos de cerveza como un animal la semana anterior en otra celebración similar.
Total, que llegó una jarra al epicentro de la estructura. No tengo demasiado poder de convicción, pero me salva el ser un poco bastardo. Raudo, me apresuré a por ese recipiente con mi ansiado néctar. "Igual, si lo hago muy rápido, se piensan que soy el camarero, que retira la jarra por motivos de insalubridad". Al no ser éste el caso, tiré de otros recursos. Serví a las apenas 3 mujeres que querían ingerir lo mismo que yo, y dejé cerca, que no justo al lado, aquel monumento a la cebada.
Primer vaso, primer trago. Segundo vaso, segundo trago. No ahondaré en este punto.
La comida la iban trayendo siguiendo un complicado entramado lógico que aseguraba que en todo momento hubiese algo en la mesa que por su contenido lípico pudiese transparentar cualquier mantel, por muy de franela que fuese. Comimos croquetas, salchichas, lacón a la gallega, alitas de pollo, tortilla de patatas y... creo que no se me olvida nada más. Unos 3 platos de cada cosa me parece que traían, ¡pero ojo!, no lo sé seguro, es una estimación. Igual había más variedad o más platos de lo que he dicho o ambas, en cualquier caso, una buena cantidad de comida. Aquí va entonces la corrección a lo de flores delicadas anterior. Comer algo se convertía en una hecatombe, y más cuando uno estaba sentado en uno de los extremos de la pieza bastarda. Miraba con asombro cómo los tenedores se clavaban con fuerza en las piezas de cerámica volantes que por allí pululaban, con el consiguiente insoportable rechinar que hacía que un tipo sensible como yo acudiese a su amiga la birra con excesiva frecuencia.
Decir que también tienen espárragos a disposición de los comensales, ya que hubo a quien o no le convenció la comida o le apetecía que luego sus flujos olieran más fuerte de lo normal o simplemente como aquello se pagaba a escote ya se la picaba todo, que se pidió un plato que, ohhh, no compartió con toda la MESA sino sólamente con un par de personas.
Yo pedí otra jarra de cerveza.
La cuenta. 10,60 euros por cabeza que creo fueron finalmente 10,90 o así; pidieron una moneda de 2 euros por cada tercio aproximado de la mesa, y yo, debido a que alguien había proferido un "¡La cerveza está siempre allí!, vi adecuado ponerla entera de mi bolsillo.
Plato final por cuenta de la casa y la poca vergüenza, afortunadamente, de aquel que nos trajo a este lugar. Media botella de orujo y 3/4 de otra de pacharán para que brindáramos con un chupito por nuestra estancia en un sitio Feliz. Digamos que las botellas, no por voluntad mía, se quedaron a la altura de mis ojos tras ese primer chupito y ya no volvieron a sus casas para arropar a sus botellitas.
La Felicidad.
Avenida Reina Victoria Nº19.
Nosotros fuimos desde la parada de metro de García Noblejas.
El resto de la fiesta no viene a cuento en esta entrada, pese a ser surrealista. ¡Jurl!
La Felicidad, crónica de un despiporre mujeril
miércoles, noviembre 26
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4 comentarios:
Pero si ahora venía la mejor parte!!!
Qué pena habérmelo perdido juas
Es que lo del cortejo al otro tipo, la canaria histriónica, la fea ebriadora, los nazis cantando el cara al sol, la que odiaba a los hombres y todo el devaneo general en el sitio al que fuimos... ¡da para otra entrada!
Y sí, fue una pena tu baja. Había demasiada petarda...
Además yo habría bebido cerveza!qué es eso de la sangría?jajaja
Si es que somos supervivientes cerveceriles. Como el día de la graduación, tú y yo rodeados de vasos tintados. Si es que la gente no es seria...
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