Este restaurante, primo hermano (o algo similar) del Miyama de la calle Flor Baja, abrió sus puertas a principios de este año en Madrid. Ante la tesitura de querer invitar a una amiga a un japonés en Madrid, y moviéndome exclusívamente por mi instinto (que no siempre me lleva a acertar) decidí acudir a este local. Lo cierto es que la decisión fue dura, pues en otra página de la que soy asiduo he podido leer opiniones de gente que parecía saber muy bien de qué hablaba y que ponía por las nubes a otros japoneses de esta ciudad; y de éste apenas había encontrado un par de breves referencias por internet.
Pero, lo dicho, era mi instinto contra mi racionalidad, y en mi persona suele ganar el primero.
Aclararé aquí que no soy un asiduo a los japoneses, y por tanto mi crítica debe ser tomada como la de un pseudo-novatillo que gusta de vez en cuando de disfrutar de este tipo de comida. Así que imploro comprensión ante las posibles barbaridades que pueda escribir a continuación.
Yendo a lo que es el sitio en sí, he de decir que salí bastante conforme de la cena. Mi acompañante y yo pedimos los siguientes platos: Tempura de langostinos, bacalao negro (guindara), un surtido de 7 tipos de sashimi y varios nigiri sushi.
La tempura, a mi gusto, bastante destacable. La ración incluía 7 piezas, fueron XX euros. Siendo basto diré que eran "bien hermosas las jodías".
El bacalao negro merece desde luego ser pedido. No recuerdo exactamente cual era el nombre del plato, pero estaba cocinado a la plancha y venía acompañado de un par de pimientos de padrón (que afortunadamente no picaron). XX euros. (Ojo a lo frikesko del asunto, mi amiga y yo coincidimos en que el plato sabía a croqueta de atún. Acojonante.)
El surtido de 7 tipos de sashimi estaba presentado en una fuente bien llamativa. Un gran bol relleno de hielo y decorado con diferentes piececillas, todo muy cuco. Como no sabíamos exactamente qué tipo de pescado era cada bocado, le preguntamos a uno de los camareros, que, como tampoco estaba muy seguro, pidió ayuda al encargado y éste se prestó amablemente a indicarnos. Salmón, Toro, Atún, Pez limón, Buey de mar, Gamba roja y... no recuerdo el otro. El Toro cojonudo, se derretía en la boca. XX euros.
Los nigiri sushi que pedimos fueron de: Toro (Xe), Anguila (Xe), Vieira (Xe), Langostino crudo (Xe) y Salmón (Xe). El de Vieira era una jodida delicia. Comentar que en vez de salmón en un principio pedimos erizo de mar, pero por un problemilla que tuvieron la semana pasada no pudo ser.
Poder ver cómo te preparan el sushi siempre se agradece
De postre comimos haromaki de chocolate y tempura de frutas. Ambas correctas.
La carta de vinos estaba bien, y más para alguien como yo que no sabe de vinos. Acabamos pidiendo un Naia 2007 (D.O. Rueda), aunque el encargado nos recomendó al oírme un Naiara, que no acabé pidiendo básicamente porque ya no tenía la carta delante y temía que la recomendación saliera muy cara.
Con el postre nos sirvieron por cortesía de la casa una copa de vino reforzado.
Ah, se me olvidaba, Kirin Ichiban de barril como cerveza. Yo ya la conocía y a mí personalmente me gusta, así que perfecto.
El servicio estuvo atento todo el tiempo y en ningún momento se olvidaron de nosotros. Quizá influyó que sobre todo al principio, por ser un poco pronto, no había mucha gente, pero conforme pasaba el tiempo el local fue recibiendo más clientela y no notamos mucha diferencia. También he de decir que en lo relativo a la apariencia, quedé bastante conforme. La decoración me resultó bastante sobria, sin estridencias, destacando la madera sobre otros posibles elementos.
La cuenta finalmente ascendió a XXXeuros, lo cual fue quizá un poquillo más caro de lo que en principio esperaba. Pero quedé bastante satisfecho, y supongo que eso es lo más importante. Bueno, miento. Mi acompañante también pareció quedar bastante satisfecha, y eso sí que era lo más importante.
Como he comentado antes, acudí al restaurante sin saber muy bien qué me iba a encontrar, pero no a ciegas completamente. Miré antes la carta del otro Miyama, suponiendo que sería parecido. Y, efectivamente, hay varios platos que se encuentran en ambos locales, pero también otros que no. Por ejemplo, yo iba pensando en pedir el Dragon Maki, pero no pudo ser.
El Miyama New Style Sushi sí que estaba, pero yo soy de los que lo prefieren a la antigua usanza.
Hablando estrictamente de la carta de sushis, he de decir que no es excesivamente amplia. Unos 12 tipos creo recordar, cuando, por ejemplo, creo que en otros restaurantes como el Kabuki cuentan con unos cuantos más (que era uno a los que pensé en ir, pero que finalmente descarté, no sé muy bien cómo). Pero, ciñéndome a la calidad del pescado, no tengo ninguna queja. Es más, todo son alabanzas.
Y poco más puedo decir. Habría hecho fotos a los platos, pero, sinceramente, me daba un poco de vergüenza.
En resumen, abreviando mucho mucho, pues que recomiendo visitar este local.
Nota: esta crítica la escribí para la página 11870, pero aquí no quería que salieran los precios. Para verlo sin "censura" dirigirse a esa página. Menos tú, que no quiero que los veas.
Miyama Castellana
lunes, marzo 30
Publicado por Dain en 13:50
Etiquetas: Restaurante
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2 comentarios:
Jajajajaj está bieeeeeeeeen, no lo miraré. Por cierto, teníamos que haber pasado vergüenza y hacerle una foto a esa PEAZO fuente, qué bonita era, daba penita comérsela (mentira!)
Y otra vez, muchíiiisimas gracias :) y sí, el sitio es una pasada (aunque en mi foto no se ve muy bien...)
Gracias por las gracias, no las merecen.
Y prefiero no tener documento gráfico alguno a haber hecho fotos dentro del local, que yo con eso en ese tipo de sitios lo paso muy mal.
Que, además, en la página esa que pongo de 11870 la gente tiene poco pudor respecto a eso, ya saldrá la fuente ya...
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