Esto va sobre la bastardía otra vez, y como siempre, para el que no entienda este post....
Platonov... qué decir?
Platonov es una obra de Chéjov. Pertenece a su juvenalia, u obras que escribió en su juventud bellaquesca. Intuyo que fue un gran burlador de mujeres y un bellaco. La obra en concreto va sobre un tipejo que se dedica a destruir la vida de mujeres, sin ningún objeto que no sea propagar la infelicidad sobre los campos eslavos, como quien tira semillas de girasol en la siembra de la era. El caso es que el protagonista, Platonov, es el GRAN BASTARDO que se dedica a ello, a la destrucción no solo de la moral implantada, sino de todo lo loable y digno.
San Agustín... qué decir?
Muy reseñable es el que a la vez me esté leyendo un "best seller eterno", según reza la sinopsis: las Confesiones de San Agustín. San Agustín era no solo un crápula, no solo un hereje, no solo un desviado... era el mayor HIDEPUTA que hubiese visto el mundo hasta el momento. Creo que no se hubiese ni dignado a entrar en el Lozano, en el Boñar, u otros antros que nosotros frecuentamos, por la alta estima en la que tenía a su bastardía.
Hasta que se convirtio; luego fue un coñazo el resto de su vida, irremediablemente. Eso es el cristianismo mal entendido. Pero vamos, ya había tenido un hijo a los 15 años, y luego otro (llamado Adeotato, Dios te lo ha dado como para sacar a colación la pasti del día después), había sido ludópata, aficcionado a las luchas de gladiadores (donde, recordemos, la gente se mataba a cuchilladas delante del público enardecido), el peor género de teatro, la astrología, la fornicación sin matrimonio, el maniqueísmo, etc. Un figura, vamos.
Platonov es una obra de Chéjov. Pertenece a su juvenalia, u obras que escribió en su juventud bellaquesca. Intuyo que fue un gran burlador de mujeres y un bellaco. La obra en concreto va sobre un tipejo que se dedica a destruir la vida de mujeres, sin ningún objeto que no sea propagar la infelicidad sobre los campos eslavos, como quien tira semillas de girasol en la siembra de la era. El caso es que el protagonista, Platonov, es el GRAN BASTARDO que se dedica a ello, a la destrucción no solo de la moral implantada, sino de todo lo loable y digno.
San Agustín... qué decir?
Muy reseñable es el que a la vez me esté leyendo un "best seller eterno", según reza la sinopsis: las Confesiones de San Agustín. San Agustín era no solo un crápula, no solo un hereje, no solo un desviado... era el mayor HIDEPUTA que hubiese visto el mundo hasta el momento. Creo que no se hubiese ni dignado a entrar en el Lozano, en el Boñar, u otros antros que nosotros frecuentamos, por la alta estima en la que tenía a su bastardía.
Hasta que se convirtio; luego fue un coñazo el resto de su vida, irremediablemente. Eso es el cristianismo mal entendido. Pero vamos, ya había tenido un hijo a los 15 años, y luego otro (llamado Adeotato, Dios te lo ha dado como para sacar a colación la pasti del día después), había sido ludópata, aficcionado a las luchas de gladiadores (donde, recordemos, la gente se mataba a cuchilladas delante del público enardecido), el peor género de teatro, la astrología, la fornicación sin matrimonio, el maniqueísmo, etc. Un figura, vamos.
San agustín, mirándole lascivo el culito a un niño
1 comentarios:
jajaja Bajo la influencia del texto, la imagen de San Agustín se me deformó un poco y, digamos, que pensé que hacía otra cosa con el bastón. Me reí mucho, Nacho. Escribe más seguido. Un beso.
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